El sexo sin anestesia, por favor

Parece cierto que vivimos anestesiados. Hace unos días vi por fin la entrevista que el gran Iñaki Gabilondo le hizo a Pérez Reverte, e inconscientemente se me quedó grabada una frase de éste último, que rezaba que antes el hombre tomaba analgésicos para sobrellevar los dolores del día a día, pero que ahora sin embargo en vez de eso vivimos anestesiados para no sentir nada. Y es eso exactamente. Vivimos como autómatas; vemos películas, leemos (a veces) y asimilamos la cultura con una indiferencia pasmosa, sin rechistar, asumiendo cada página y cada escena como algo que no se puede cambiar, que es así porque debe ser así. Y no lo es. Después de muchos años por fin leí a Erika Lust, y elegí ‘Porno para mujeres‘ y la gran equis que figura en su portada como compañera de la desidia que últimamente inunda mi vida. Y cada frase que leía caía como una losa en mi imaginario…bang, bang, BANG! Y me dije «tiene razón». Estoy harta de ser consumidora de una cultura creada por y para los hombres. Erika Lust plantea el porno creado por y para las mujeres, para nuestro placer visual, para mujeres normales que no son rubias neumáticas vestidas y maquilladas de forma horrible, siempre dispuestas a lo que sea con quien sea. Estereotipos difundidos, generalizados, aceptados y al final, ofensivos enmarcados en un producto aburrido sin guión, ni trama, ni emoción y con una música jodidamente cutre.

Ilustración de 'Porno para mujeres' de Erika Lust

Ilustración de ‘Porno para mujeres’ de Erika Lust

Esta sueca productora, guionista, escritora y directora, que ahora trabaja en Barcelona, encontró muchas reticencias a la hora de sacar a la luz su proyecto. Con una frase tan simple como ésta nos da una idea de su ideología: «No quiero que Nacho Vidal explique a mis hijas qué es el sexo». Y es que lo que representa Vidal es el estereotipo del cine que impera hoy en día en la industria: macho dominante que en muchas ocasiones disfruta vejando a su pareja sexual. Ninguna mujer ha ganado nunca el Óscar a la mejor directora, así que, partiendo de esta base, parece obvio que a Lust le ha costado hacerse un hueco en esta industria.

Ella cuida la fotografía de sus películas, la música, la iluminación, la trama, los personajes y el vestuario sin descuidar el factor principal: que está rodando porno. Pornografía feminista. ¿Qué nos gusta hacer? ¿Cómo experimentamos y jugamos con nuestra sexualidad? ¿Qué nos gustan que nos hagan? Y la pregunta más importante: ¿Habéis visto últimamente porno que de respuesta a algunas de estas preguntas?

Pocas cosas se dejan al azar. Por ello detrás de cada película que consumimos existe un silencioso y anónimo grupo de personas que deciden qué veremos y que no. El documental ‘This film is not yet rated‘ , de Kirby Dick, (‘Ésta película aún no ha sido calificada’) nos muestra cómo la Agencia de Calificación americana censura de forma sistemática las escenas que consideran peligrosas para la moral en base al sistema de calificación por edades que ellos mismos han creado. Éstas escenas, elegidas para ser eliminadas, son en su mayoría las relacionadas con el sexo. En Estados Unidos, cuando una película es calificada con un NC17, no sólo significa que contiene escenas de sexo o violencia; implica que no se emitirán en la mayoría de las salas de cine, que no obtendrán publicidad y que sus tráilers no circularán en la pequeña o la gran pantalla . Lo que más llama la atención es que por norma se suelen censurar las escenas en las que es la mujer la que obtiene placer, dejando intactas otras en las que ésta es maltratada, menospreciada, agredida o acosada. También resulta evidente que en las películas que vemos hay violencia por doquier, y que cuando hay escenas de sexo o bien no duran más de 12 segundos o se centran en cómo es el hombre el que obtiene placer. Lo segundo más alarmante es que, tras una ardua investigación, descubrieron algunas de las identidades de estos «censores anónimos», y descubrieron que la mayoría pertenecían a un estrato social muy conservador: republicanos, clérigos, órdenes religiosas….¿Lo peor de todo? Que nunca sabremos qué no podremos ver.

Y cómo no, siguiendo la línea de éste documental se encuentra ‘Inside Deep Throat‘ (Dentro de Garganta Profunda), otro estudio sociológico de lo que supuso el estreno de ‘Garganta profunda‘ en 1972 en Norteamérica. Entonces comprar una entrada para verla supuso oponerse a la censura gubernamental que trató de impedir que fuera un éxito, sin saber que fue precisamente eso lo que hizo que pasara a la historia. Algo tan simple y descabellado como contar la historia de una chica que tiene el clítoris alojado en el fondo de la garganta. Y además, decirle a la gente que no vaya a verla.

Y como una cosa lleva a la otra y tras leer sobre el porno «gonzo» -o aquel en el que el cámara o director intervienen en la acción- me tiré de cabeza a redescubrir al creador de periodismo gonzo, Hunter S. Thompson, y su ‘Miedo y asco en las Vegas’. Y a su vez a recordar a Johnny Depp interpretando otra vez al creador de esta vertiente en ‘Los diarios del ron’, hasta el culo de todo y haciendo buen periodismo,  del que ya no se ve y descubriendo verdades, tal y como lo describía García Márquez en ‘El mejor oficio del mundo: «Pues el periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. […] Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso». Pero eso es otro debate. Como diría Umbral, yo he venido aquí a hablar de sexo. Pero sin censuras ni anestesia, por favor.

~ por vikyurjc en 17.12.2012.

Una respuesta to “El sexo sin anestesia, por favor”

  1. Eres la mejor periodista! Algun dia ocuparas el sitio que te corresponde, solo deja que llegue y no te agobies. Nunca sabre lo que no puedo ver, pero estaras tu para informar al mundo. Un abrazo periodista.

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